Santiago, octubre 14 de 2019.
La consultora experta en prevención de lavado de activos, financiamiento del terrorismo, responsabilidad penal de las personas jurídicas y gobiernos corporativos, Tamara Agnic, realizó un completo análisis de las creencias y paradigmas en torno a la corrupción.
Los encuentros Alumni de Ingeniería Comercial Usach tienen por objetivo generar instancias para el intercambio de ideas y nuevos aprendizajes con destacados titulados de la carrera, académicos de la facultad y universidad, e invitados especiales.
Fue precisamente en el marco de estos encuentros Café Alumni junto a la academia, organizados por el Departamento de Administración y el Círculo Alumni de Ingeniería Comercial de la FAE USACH, que la ingeniera comercial USACH y MBA por la UAI, Tamara Agnic, realizó la charla “Corrupción a la carta: Las malas prácticas sobre la mesa”.
En la oportunidad, Agnic se refirió a la corrupción como el eslabón final que termina por cerrar los círculos de lavados de activos. Dentro de los ejemplos que mencionó, estuvo el derrumbe de las Torres Gemelas en el 2001. “Es difícil pensar que esto haya pasado sin que alguien haya hecho o dejado de hacer algo que permitió que este atentado ocurriera”, explicó. La socia en KPMG – Advisory, señaló que, en este caso, se contrastaron las opiniones con cargos de relevancia frente a este fenómeno. De esta forma, abordaron algo que hasta la fecha nadie había hecho: detectar la corrupción en el mundo privado.
A su juicio, es importante saber cómo se están gestando la corrupción en el mundo privado. Detrás de muchas situaciones, para comprender adecuadamente el fenómeno de la corrupción es necesario derribar creencias y paradigmas. “Para esto debemos mirarnos a nosotros mismos como sociedad y preguntarnos qué tanto estamos enfatizando en este problema”, puntualizó.
La experta sentenció que la corrupción no se puede medir, es simplemente una percepción. “En Uruguay tienen la menor percepción de corrupción, pero es porque depende de la percepción que tiene la sociedad al respecto. No existe una manera de medir objetivamente la corrupción”, agregó.
Destacó como corrupción casos de cohechos, tráfico de influencias, pitutos, información privilegiada, lavado de activos, nepotismo, soborno, fraude, evasión tributaria, regalos indebidos, invitaciones, entre tantos otros.
Tamara Agnic puso especial énfasis en el abuso de poder como un acto corrupto. “Por ejemplo, el hecho que suele ser común en las empresas: el pago a más de 30 o 120 días. Este fenómeno nace en la sociedad y es fruto del desarrollo paulatino de cómo se relacionan los ciudadanos. Nosotros siendo parte de la sociedad, también somos corruptos. Y si los políticos son corruptos es porque nosotros, como sociedad, hemos dado la oportunidad de que sea así. Debemos ejercer nuestro poder de ciudadano para frenar esta corrupción”, enfatizó.
Detalló que el ser humano siempre está justificando ciertas situaciones que condicionan o normalizan acciones que después nos corrompen como sociedad. Por ejemplo, escuchar frases como: “Yo lo hacía para ayudar a la empresa. Yo solo cumplía órdenes. Todos los hacen. Si el jefe lo hace, por qué yo no. El mundo de los negocios es así. No es mi problema. No se van a dar cuenta. No pagaré el pasaje porque el servicio es pésimo”.
Hoy la corrupción entre privados está tipificada y es un delito. Sin embargo, las empresas aún no adoptan las herramientas para frenar este círculo vicioso, incluso a pesar de los escándalos públicos.
Soluciones
Los incentivos mal puestos llevan a las personas a comportarse inadecuadamente. “Si siempre el foco está puesto en el resultado, entonces el sujeto se va a justificar para ejercer actos de corrupción. Es por esto que se deben concentrar en el proceso y no en el resultado”, acotó Agnic.
“Para que esto no ocurra, es necesario que dentro de las instituciones exista una cultura ética corporativa, una sólida estrategia anticorrupción con tolerancia cero a ciertos actos, tomar conciencia de los riesgos que trae consigo la corrupción y reconocer nuestra propia vulnerabilidad”, expuso.
Las estrategias anticorrupción consideran la responsabilidad interna y la responsabilidad colectiva. “Muchas veces es necesario postergar la rentabilidad de la institución, ya que eso nos hará más sustentables en el futuro”, dijo.
Tamara Agnic
Tamara Agnic, es ingeniera comercial de la Universidad de Santiago de Chile, magíster en Administración de Empresas (MBA) de la Universidad Adolfo Ibáñez y diplomada en Competencias Directivas Genéricas de la Universidad del Desarrollo.
Actualmente es Socia en KPMG - Advisory. Consultora experta en prevención de lavado de activos, financiamiento del terrorismo, responsabilidad penal de las personas jurídicas y gobiernos corporativos. En su extensa experiencia laboral se ha desempeñado, entre otros, como superintendenta de Pensiones, directora nacional de la Unidad de Análisis Financiero (UAF) del Ministerio de Hacienda de Chile; presidenta pro témpore del Grupo de Acción Financiera de Sudamérica (Ex GAFISUD, 2012), organismo regional que dicta las políticas anti lavado para 16 países miembros; expositora ante comités especializados del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; relatora en foros internacionales; y miembro de equipos evaluadores de GAFISUD.
En el ámbito legislativo ha sido impulsora y gestora de la tramitación de los proyectos que modificaron las facultades de la UAF (Ley 19.913), de la normativa que estableció la responsabilidad penal de las personas jurídicas (Ley 20.393) y de otros cuerpos legales que perfeccionan materias sobre prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo.
Asesoró a los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica como consultora del Banco Interamericano del Desarrollo (BID) y al gobierno de Perú en la aplicación de estándares internacionales anti lavado Asesora de empresas en Latinoamérica. Actualmente, además, es panelista del programa de actualidad económica de Radio Agricultura, "Faro Empresarial", columnista de La Tercera-Pulso.