Santiago, 22 de Agosto 2017. El estudiante de Ingeniería Comercial de la Universidad de Santiago de Chile, de 60 años de edad, dejó su vida “licenciosa” como él la cataloga y luego de ganarle la batalla a un cáncer de riñón, decidió comenzar todo de nuevo, con esta segunda oportunidad que le daba la vida.
Fueron muchas las razones que llevaron a César Zavala, de 60 años de edad, a estudiar Ingeniería Comercial con mención en Administración en la Universidad de Santiago de Chile. La primera es que libró una batalla con un cáncer el 2014, en la cual perdió un riñón. Repensó todo su futuro, luego de tener una vida “licenciosa, aventurera y azarosa”, cómo el lo cataloga.
“Luego de ser operado de los dos riñones, un día el doctor me abraza y me dice que, le ganamos al cáncer César. Era como empezar de nuevo. Había cosas que quería hacer y nunca las hice, porque uno busca pretextos para no hacer las cosas. De hecho mi mujer me decía que había tirado mi vida por la borda. Por otro lado cuando intentaba estudiar algo relacionado con mi trabajo, lo primero que pedían era licencia de educación media. Así las cosas después de una vida licenciosa, aventurera y azarosa, nació la idea de hacer algo significativo para mí”, cuenta Zavala.
Entre el año 2015 y el 2016, César terminó la enseñanza media, que tenía incompleta. Después dio la PSU y postuló a la universidad. “Desde muy joven sentí curiosidad por la física cuántica, aunque la ingeniería comercial es mas objetiva y práctica, pues se relaciona mas con el trabajo que hago, pero creo que todas las ciencias están relacionadas de una u otra manera”, dice el estudiante.
El futuro ingeniero comercial trabaja en la feria de Lo Valledor. Allí se desempeña como vendedor en horario nocturno. “Después de vivir algunas frustraciones, opté por el lado oscuro de la vida, dejando las cosas a medio hacer. Intenté en varias oportunidades terminar la enseñanza media de noche, y me quedaba en el intento. Viví la época de la dictadura, en la cual más que vivir había que sobrevivir, pero más allá de eso, sentía una gran frustración dentro de mí”, cuenta.
Escogió la carrera de Ingeniería Comercial con mención en Administración porque lleva casi cuarenta años trabajando en negocios y delegando funciones en otras personas. De ahí surge su necesidad de saber cómo se administra una empresa.
“Si logro el objetivo, pues no hay nada escrito, aplicaré lo aprendido en el negocio que tengo en mente. Antes de eso, debo capitalizar creando una empresa debidamente legalizada y desde luego, pensando en el bienestar de la sociedad que me rodea y en como mejorar la calidad de vida”, añade Zavala.
César y sus compañeros
En un comienzo la convivencia con estudiantes de otra generación se hizo difícil para César. “Era un hombre viejo entre tanto joven. Me sentía como quitándoles protagonismo, pero a medida que avanzamos en el curso, nos fuimos afiatando y entrando en confianza con la mayoría”, señala el estudiante.
“Me ha costado volver a estudiar después de tanto tiempo. Fue difícil tomar el ritmo y organizar los tiempos de estudio. Le dedicaba más tiempo a un ramo que a otro, y me traicionó la confianza de estar estudiando a última hora, justo para la prueba. Y la cosa no es así, yo no quiero una nota, ni ser el mejor del curso; yo quiero saber, aprender el método, la forma de administrar y tener la capacidad de tomar decisiones cruciales en momentos difíciles de la empresa o de la vida”, añade.
César comenta que si tuviese que dar un consejo a los jóvenes, les diría que aprovechen el tiempo y estudien. “Para ser hombres o mujeres de bien, esto es necesario y que la vida es breve y una sola. Disfruten cada momento de ella, porque ese momento no vuelve, y así como el músico traduce las notas de una pauta a través de un instrumento, ya sean las cuerdas vocales u otro y las convierte en una melodía que deleita nuestra sensibilidad, así debemos hacer con el conocimiento aprendido en estas aulas para hacer un mundo armonioso y feliz”, dice.